Estados Unidos acaba de encarecer la vida de millones de familias al imponer un arancel del 25% a productos de México y Canadá. Esta decisión no solo golpea a sus socios comerciales, sino que terminará afectando a los propios consumidores estadounidenses y para comprender el impacto de esta medida en la economía, es fundamental responder a una pregunta clave: ¿Qué son los aranceles y cómo funcionan?

Los aranceles son impuestos aplicados a los productos importados, con el objetivo principal de dificultar su entrada al país. Esta política, conocida

como "proteccionismo", busca proteger a la industria nacional frente a la competencia extranjera. Al encarecer los productos importados, los gobiernos intentan incentivar el consumo de bienes producidos localmente, promoviendo así el crecimiento de la economía interna.

Sin embargo, aunque estas políticas pueden ofrecer un alivio temporal a ciertas industrias y trabajadores que compiten directamente con las importaciones, su impacto general tiende a ser negativo para la economía en su conjunto. Los aranceles suelen reducir la inversión, el empleo y el crecimiento económico. Y esto ocurre incluso si los países afectados no responden con represalias comerciales. Y si lo hacen, como ya han anunciado México y Canadá, el daño puede ser aún mayor.

A primera vista, podría parecer que los aranceles benefician a la economía local al encarecer las importaciones y redirigir la demanda hacia productos nacionales, lo que en teoría debería estimular la producción y el empleo. Sin embargo, la realidad es más compleja. Como argumentó Robert Mundell, Premio Nobel de Economía en 1999, los aranceles pueden fortalecer la moneda del país que los impone, mejorando la balanza de pagos en el corto plazo. Pero esta apreciación cambiaria puede terminar reduciendo el PIB, el empleo e incluso agravando el déficit comercial.

¿Saldrá ileso Estados Unidos de esta medida?

Nada es gratis en política comercial. Aunque la Casa Blanca venda esta medida como una victoria, en realidad significará precios más altos para los estadounidenses y problemas para sectores clave, como el automotriz y el energético.

México es el principal exportador de productos finales como automóviles, computadoras, televisores y refrigeradores a Estados Unidos. Esto significa que más de un millón de familias estadounidenses pagarán un 25% más por estos productos. Además, sectores clave como el automotriz y el petrolero se verán especialmente afectados. México exporta alrededor de 137 mil millones de dólares en partes para

autos, y Estados Unidos importa 1.2 millones de barriles de petróleo mexicano al día. Esto se traducirá en un aumento considerable en los precios de la gasolina y otros bienes.

¿Nuevas oportunidades para México?

Frente a este escenario, México enfrenta un desafío complejo, pero no imposible.

La diversificación de socios comerciales será clave en los próximos años para reducir la dependencia de Estados Unidos. Aunque en el corto plazo nuestro vecino del norte sigue siendo nuestro principal consumidor, México no puede darse el lujo de depender de un socio volátil. La diversificación comercial no es solo una opción, sino una necesidad estratégica para el futuro del país.